viernes, 21 de agosto de 2009

Reflexiones Poeticas ( Sonaly Tuesta)

Los hijos del Agua

"Quieto.Ahì està el paisaje
Esos rostros de postal estampados en las paredes.
Esa mezcla de tierra y agua cubriendonos.
Quieto.Ahì estàn los andenes.
escucha:las tijieras suenan, suenan hasta el sublime cansancio,
Mientras el santo labrador se persigna
Y la fiesta corre por las delgadas calles de Andamarca.
Quieto.Los apus y el Cristo hablan ahora.


"Pronto serà la siembra y hay que llamar a la fertilidad con urgencia"


Para que la pachamama siga siendo fèrtil, cada años en el poblado Ayacuchano de Andamarca celebran la fiesta del agua las ofrendas que los moradores realizan para asegurar buenas cosechas concluyen cuando èstos untan de barro sus rostros, como simbolo màxima de fertilidad.
En este lugar la vida depende de que el liquido elemneto llegue a esas chacras cubiertas de papa, maiz y ollucos. Don Nicanor Ramos Barrera, el maestro, prepara con sumo cuidado los doce ingredinetes de la ofrenda que deberà ser colocada en dos agujeros, denominados "Cajas" que se ubica en una hora del pueblo en la laguna de "Yarpuchocha".
La fiesta termina en los bordes de Andamarca y se inicia una particular celebraciòn en el centro del pueblo. El Plazaganay" siginica ganar la plaza. Y lo hacen a carreras, como si estarìan en aguerrida competencia. Allì, despuès de embarrarse aùn màs, continùan bailando. El sonido de las tijieras retumba cerca al templo y el arador con su vieja buscan a los "wilcas", personas conocidas del lugar, a quienes les bromean jalàndolas con el arado arrojandolas a pozas de agua.

Poemas

Las Ruinas

Las ruinas tiene vida
mueven la sencibilidad,
mueven el alma,
indican de dònde somos,
señalan a dònde vamos.

Las ruinas tiene vida
como el Macchu Picchu en Cusco
con la luminosidad,
Wari en Ayacucho
con su nostàlgico cantar,
caniche en Anadamarca
pROTEGIDAS POR EL aPU aCCAIMARCA.

lAS RUINAS TIENE VIDA,
SON EL PASO DEL TIEMPO
SU RIQUEZA DE SIGLOS
ES UN LARGO MISTERIO.

Poemas

ANDAMARCA

Parece que muy cerca
siento el inigualable sonido
de la catarata inquieta . . .
que como lluvia de perlas
derrama torrentes de paz
sobre todo el planeta.

La calma despierta
fulgor de astors vibrantes
que simula perderse a los lejos,
sobre el polvo que holla los pies
del incansable hombre de los andenes.

A travès de las gotas de lluvia
que rebalan sobre los andenes . . .
siento los Apus como que vigilan
su papa, haba y maiz que brillan
bajo el suelo que sonrìe transparente.

Cuando miro el diàfano azul del cielo . . .
el corazòn me dicta que Andamarca
es làgrima y ternura infinita.
que rìe y florece en el llanto seco
y suspira, tambien, con el tiempo.